
Por suerte, el aumento de la esperanza de vida en el ser humano de cada vez es mayor (ya se habla de un tope biológico de 120 años y se busca cómo poder llegar a superarlo) y con una calidad de vida que comienza a ser digna de elogio, aunque todavía podemos mejorar.
Y es que ver a un anciano realizando algún tipo de actividad física asusta (comprensible por otro lado), pero sin embargo, la prescripción del mismo realizado de manera correcta para esta población les hará dar un salto cualitativo importante.
Los estímulos realizados mediante simples actividades como la jardinería, botánica, compras y otro tipo de quehaceres ya harán notar una mejoría con el día a día, imaginaos el potencial de un buen entrenamiento, que se basará en la disminución de la degradación física natural.
Es evidente que para prescribir la actividad de los mayores hay que tener en cuenta los problemas específicos de su edad (riesgo cardiovascular, osteoporosis, falta de movilidad, hipertensión) o incluso simplemente caer en el error de querer mantener la actividad física de antaño.
BENEFICIOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN LA TERCERA EDAD
Genera independencia respecto a familiares.
Prevención de enfermedades.
Aumento de la autoestima, evitando situaciones de ansiedad o depresión por la edad avanzada.
Socialización con otros individuos de su edad.
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