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martes, diciembre 22, 2009

Fitness para la tercera edad???

Por suerte, el elenco de actividades para nuestros abuelos en los propios centros especializados, desde residencias hasta asociaciones culturales, es de cada vez más amplio y entretenido así como profesionalizado (no tanto como debería). Sin embargo, las instalaciones deportivas privadas deben buscar ampliar horizontes por la doble crisis creada tanto por la situación económica como por el boom de gimnasios y polideportivos municipales y públicos, con lo que nos planteamos en muchas ocasiones si la tercera edad es compatible con los gimnasios convencionales. La respuesta es un SÍ rotundo, ya no sólo por los beneficios físicos que se obtienen, sino por la capacidad socializadora y de diversión que ofrecen nuestros centros, herramienta fundamental dado que son muchos los casos de ansiedad y depresión presentados a esta edad.

Por lo tanto, debemos tener en cuenta una serie de características y patrones básicos tanto de entrenamiento (obviamente lo que os ponga por aquí no os va a convertir en especialistas) así como incluso del entorno o ambiente de la instalación. Debemos tener en cuenta que la vida del jubilado-pensionista podría abrir un abanico de actividades a horas en las que la instalación media está "muerta", por ejemplo, a media mañana, tanto dentro del gimnasio como incluso programando actividades al aire libre. Debemos tener en cuenta que buena parte de nuestros ancianos es probable que nunca haya asistido a un gimnasio y el hecho de realizar ejercicio físico en lugares cerrados puede resultar agobiante.


También consideraremos que presentan una mucho menor resistencia a ambientes cálidos que personas más jóvenes, por lo que en época estival debemos escoger entre una y otra según convenga.

En primer lugar debemos tener en cuenta como aspecto fundamental un control totalmente exhaustivo del cliente en su valoración (tanto inicial como continua). Es lógico que el mismo pueda presentar enfermedades propios de la edad que en muchos casos incluso desconocen (diabéticos que no saben que tienen niveles altos de azúcar en sangre por dejadez, étc) y que nos obligan a mantener revisiones continuas. Artrosis, hipertensión, osteoporosis... son algunas de las enfermedades habituales que pueden limitar en ciertos aspectos nuestro trabajo, pero que hoy día ya no son un impedimento.

En cuanto al entrenamiento cabe destacar la obvia degradación de las cualidades físicas del individuo, que van desde un 45-50% de la capacidad aeróbica-cardiovascular, pasando por hasta un 70% de la fuerza en piernas y de hasta un 90% de las capacidades coordinativas respecto a los niveles propios en personas de 20 años, siendo estos porcentajes ligeramente superiores en mujeres.

Cabe destacar las grandes pérdidas de fuerza (en algunos casos por encima de la mitad respecto a la inicial) debidas mayoritariamente por la pérdida o atrofia de fibras musculares, sobre todo las intermedias-rápidas (tipo II), aumentada por el sedentarismo propio en personas de edad avanzada, lo cual incrementará las patologías articulares ya establecidas así como los denominadas síndromes cruzados (inferior o superior), considerados los dos tipos de descompensación más habituales y que mayores problemas de espalda producen.

Para mejorar su calidad de vida así como niveles de fuerza, resistencia aeróbica y coordinación, recomendamos un trabajo en sesiones combinadas de trabajo con cargas y cardiovascular, en el que se partirá con un estímulo de 1 serie por grupo muscular en individuos sin entrenamiento previo o con una condición física muy baja y de 2 en personas con un nivel mayor o entrenamiento previo en gimnasio, para posteriormente aumentar el número de series, cargas y reducir el de descanso entre sesiones. En caso de ejercicio cardiovascular, se establece el 60% de la f.c.m. como "zona de seguridad" para personas con patologías o que entrañen cierto riesgo.

Además, incluiremos ejercicios que ayuden a un refuerzo de la denominada musculatura del CORE (zona media, abdominal-lumbar-suelo pélvico) así como de movilidad raquídea con el objetivo de aliviar los síntomas propios de los síndromes cruzados, alineación de columna y niveles de fuerza y estabilización.

En cuanto a material, los bajos niveles de fuerza que encontraremos sobre todo en estados iniciales hace que optemos preferentemente por ejercicios con máquinas que ofrezcan seguridad y facilidad de movimiento así como otros implementos, como pueden ser pesos libres de manera liviana y controlada, bandas elásticas, pelotas de espuma, fitball, étc. evitando movimientos balísticos y/o que levanten peso por encima de la cabeza.

Distintos estudios colocan en hasta un 30% el aumento de los niveles de fuerza, respondiendo el mismo a una cierta hipertrofia y, sobre todo, a una mejora en las capacidades coordinativas del cliente a la hora de ejecutar los ejercicios.

En definitiva, debemos optar por la programación de actividad física para la tercera edad tanto por los grandes beneficios que otorga a nuestros ancianos como incluso por nuestra propia prosperidad profesional.

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