
Efecto rebote: Si después de hacer grandes sacrificios con dietas muy bajas en calorías vuelves a tus tapitas, deberás tener en cuenta que el organismo, como señal de alarma ante la restricción calórica, ha ralentizado su metabolismo, de manera que las mismas ingestas ahora te engordarán más.
Grandes deficiencias nutricionales: Muchas de estas dietas no tienen soporte ni rigor médico ninguno y tienen grandes carencias a nivel vitamínico o de proteínas y minerales, siendo peligrosas a medio plazo.
Estados de ansiedad: La falta de alimento y, sobre todo, de azúcar, puede desencadenar en situaciones de ansiedad y nerviosismo a nuestro cerebro (que se alimenta de glucosa pura).
Anorexia y Bulimia: El seguimiento obsesivo de estas dietas puede desencadenar en problemas de auténtico riesgo como la anorexia y bulimia
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