
En este caso aclarar que en un primer momento no definimos de manera correcta la enfermedad, que puse como pérdida de Calcio a nivel óseo (gracias al aviso, María) y no a la pérdida de tejido óseo. En el primer caso hablaremos de raquitismo y en el segundo propiamente de osteoporosis.
Las recomendaciones del American Collage of Sports Medicine (ACSM) van enfocadas, en este caso, a los siguientes puntos:
-El trabajo con cargas (pesas) es esencial para mantener un esqueleto sano, así como el trabajo con peso sobre huesos que normalmente no lo soporten.
-La prescripción de ejercicio físico, aunque sí es cierto que puede aumentar levemente la masa ósea, van más enfocados realmente a evitar la pérdida de la misma.
-La actividad física NO es un sustitutivo de la terapia hormonal.
-La combinación recomendada de ejercicio en mujeres mayores sería la de fuerza, coordinación y flexibilidad.
¿Por qué se recomienda trabajo con cargas o leves impactos? El hueso no es un tejido 100% rígido. Cuando hace fuerza o recibe algún tipo de impacto este sufre una pequeña deformación temporal llamada distensión, la cual produce una serie de reacciones en las células óseas.
Resulta que en actividades que provoquen distensiones mayores a la considerada como umbral mínimo efectivo producirán un aumento de la masa ósea y las que estén por debajo del mismo, una disminución. Es decir, y traduciendo al “cristiano”, los ejercicios que tengan un cierto impacto aumentan la densidad ósea, mientras que las que no lo alcance, nos la bajarán.
Además, debemos tener varios aspectos en cuenta que pueden variar en cierto grado lo anteriormente expuesto:
-Los factores hormonales son clave en la pérdida de masa ósea. De hecho, aunque distintos estudios den una edad aproximada de 28 años como el punto de inflexión en el que se empieza a perder masa ósea en mujeres, hasta los 50 (edad de la menopausia) esta pérdida es mínima.
-Otro de los casos en esta línea es el que sucede con mujeres atletas que padecen hipoestrogenismo, ya que tienen grandes pérdidas de masa ósea pese a su entrenamiento de impacto.
Respecto a las típicas roturas osteoporóticas, son muy habituales en vértebras y cadera (por desgracia, las más conocidas).
De ahí que nos veamos obligados a insistir que la actividad física es un complemento de la prevención o paliación de la osteoporosis junto a la medicación hormonal y nunca un sustituto de la misma.
Por ello, a la hora de prescribir ejercicio físico como prevención o terapia deberemos tener en cuenta los siguientes puntos:
-Sin entrar en riesgos de fractura, deberemos trabajar de manera más específica en los huesos con mayor índice de pérdida de masa.
-El entrenamiento debe ser constante y regular.
-En las primeras fases de entrenamiento, los beneficios serán más visibles, pudiéndose crear posteriormente una mayor sensación de “estancamiento”.
Además, se recomienda evitar el consumo de alcohol o tabaquismo y los baños de sol para estimular la síntesis de Vitamina D. Ciertos autores también apuestan por trabajo incluso con electroestimulación.
Artículo de interés: La osteoporosis y el ejercicio (ACSM)
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