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martes, agosto 14, 2007

Desde www.vitonica.com. Abdominales: Mitos a medias.

Antiguamente (bueno, no hace tantos años) se distinguían los abdominales entre inferiores y superiores (según su posición, obviamente) y se distinguía el recto abdominal por cada porción de la famosa “chocolatina” tal y como se conoce popularmente.

Aúnque está más que claro que con el paso de los años y el mayor conocimiento ya se distingue entre los dos oblicuos, el trasverso abdominal y el recto abdominal (como un músculo sólo, sin inferiores ni superiores, sin seis u ocho músculos, étc.) así como los sistemas de entrenamiento de los mismos, como los ejercicios hipopresivos y sus respectivos ejercicios, la utilidad de la isometría, étc… hoy vamos a ver el por qué la anterior creencia popular de la separación del recto abdominal y como no dejan de tener cierta razón en algunos sentidos.


Veamos:

La separación del recto abdominal en pequeñas formas rectangulares viene de los hilos tendinosos que sujetan el propio músculo. Atención: Por factores genéticos, el grosor de estos hilos puede hacer que se te marquen más o menos los abdominales. Es posible tenerlos muy definidos pero sin esas marcas que tanto nos gustan.


Por otro lado, vayamos al dichoso tema de inferiores y superiores. ¿Hay algo de cierto en ello? Pues sí, básicamente dos cosas:


El hecho de no conseguir estimular y congestionar lo que conocíamos como “abdominales inferiores” viene de la cantidad de fibras musculares y la forma del músculo. El recto abdominal es mucho más estrecho en su parte superior que en la inferior, de manera que la primera acumula con mayor facilidad mucha más tensión (es el mismo motivo que las agujetas en el pecho: se suelen tener en la zona más cercana al hombre al tener muchas menos fibras musculares).


Sí es cierto que, a nivel nervioso, el recto abdominal se puede separar en las dos partes comentadas, ya que en la zona superior contacta con nervios del tronco y en la inferior con los de la cintura e incluso cresta ilíaca (de ahí la sensación de sobrecarga en una parte u otra).


Vía Body Fitness Agosto 2.007. Edición impresa


Vía Tonificación avanzada FEDA. Edición impresa

miércoles, mayo 30, 2007

Ejercicio físico en ayunas?¿??

Vía www.vitonica.com

Ya hemos revisado algunos mitos que han hecho más mal que bien en la prescripción de ejercicio físico para la salud. A petición de un lector de Vitónica (Gragel), vamos a ver por encima una de las cuestiones que más comentamos en los gimnasios o centros deportivos: ¿Es mejor hacer ejercicio físico en ayunas?

Antes de nada… ya os digo yo que mejor que no, pero primero vamos a exponer la teoría de quien defiende la práctica de actividad física sin haber ingerido alimento alguno:

*Hacer ejercicio cardiovascular por la mañana, con el estomago vacío es muy efectivo. Sea cual sea el tipo de ejercicio (correr, nadar, bicicleta, pesas, etc) el hacer ejercicio temprano es lo mas efectivo para quemar grasa. (En estos casos también se recomendaba un “pelotazo” de cafeína o incluso efedrina antes de entrenar).

Y ahora, vamos a ver las opciones en contra…



Bien, sin querer desprestigiar, esta es una de las típicas afirmaciones de “expertos” de gimnasio: Esa gente que piensa saber más que instructores, técnicos, dietistas o incluso médicos sólo por el hecho de machacarse en sus centros desde hace mucho tiempo.

Simplemente expongo una cuestión: Vale, hacemos ejercicio antes de desayunar para quemar grasas y luego desayunamos… lo que desayunemos, al no hacer ejercicio después, ¿no se va a volver a convertir en grasas reemplazando las que hemos quemado durante el entrenamiento?

Más cuestiones: Muy pocos estudios realmente han confirmado que se queme más grasa en ayunas que habiendo ingerido algún alimento, por lo que, si promediamos todos ellos, la diferencia de quema de grasa sería insignificante. Además, otros estudios de tipo endocrinológico afirman que realizar ejercicio en estado carencial de alimentos recién ingeridos ayuda… ¡a ralentizar el metabolismo! como respuesta de alerta del cuerpo humano, mucho más preparado para la supervivencia de lo que pensamos.

Por otra parte, realizar ejercicio en ayunas también puede repercutir en situaciones de ansiedad y hambre extrema, provocando los típicos atracones sin pensar lo que se come, muy habitual en los que padecemos (y lo pongo en primera persona) el síndrome del comedor impulsivo.

Y por último: Cuando nos levantamos por la mañana y no hemos ingerido alimento alguno arriesgamos bastante al poder entrar tanto en hipoglucemia (recordad que NUNCA se quema un 100% de grasas o de hidratos, si no que son porcentajes relativos) y/o entrar en relativo catabolismo muscular (llegar a quemar músculo como energía).

En conclusión, personalmente no apuesto por ejercicio en ayunas, ya que son demasiados riesgos por un beneficio que no está, ni mucho menos, demostrado científicamente.